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Administración

¿Qué diferencia a un buen administrador de negocios en el mercado laboral?

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¿Ha cambiado el rol del administrador de negocios en los últimos años? Sí. A medida que el mundo evoluciona, también lo hacen los desafíos corporativos, y con ellos, las habilidades gerenciales necesarias. Lo que se requería hace 20, 30 o 50 años ya no basta para afrontar el entorno actual.

Este cambio también se refleja en la formación académica: las mallas curriculares de la carrera en Administración de Negocios han evolucionado incluso en los últimos tres años. 

Debido a la importancia de una buena gestión empresarial, hoy el objetivo no es formar jefes que simplemente supervisen empresas o proyectos, sino profesionales capaces de ejercer un liderazgo estratégico

¿Y qué implica ser un líder estratégico? Significa tener la capacidad de conducir a una organización hacia el éxito mediante el uso eficiente de equipos, recursos y tiempo, tomando decisiones alineadas con los objetivos del negocio y adaptadas a los constantes cambios del mercado.

Entonces ¿qué diferencia a un buen administrador de negocios hoy en día?  A lo largo de esta publicación, te lo contamos.

El perfil tradicional del administrador de negocios

Para entender qué distingue hoy a un buen administrador de negocios, es clave revisar cómo se concebía este rol en el pasado. Tradicionalmente, el perfil del administrador se enfocaba en la gestión operativa, el cumplimiento de procesos internos y la supervisión jerárquica. 

Básicamente, su función era asegurar el funcionamiento eficiente de la empresa, sin una participación tan activa en decisiones estratégicas o en la relación con el entorno.

En el pasado, tampoco se esperaba que asumiera desafíos como la sostenibilidad, la integración tecnológica o la comprensión de dinámicas globales. Y, del mismo modo, las habilidades blandas —como la comunicación, el liderazgo o la adaptabilidad— no formaban parte central de su formación ni de las exigencias del mercado laboral.

Hoy, en cambio, se necesita mucho más que este perfil pasivo y estático; es requerida una mirada estratégica, la capacidad para liderar el cambio incesante y desarrollar aptitudes que respondan a un entorno que cada vez se vuelva más complejo y globalizado.

Las cualidades que marcan la diferencia en el mercado actual

¿Qué cualidades deben resaltar en el administrador de negocios contemporáneo? El mercado actual exige que se vuelvan profesionales capaces de tomar decisiones estratégicas; para lo cual resulta clave que conozcan y sepan usar herramientas tecnológicas que apoyen su gestión.

Estas son algunas de las competencias técnicas y estratégicas que marcan la diferencia:

  • Capacidad de rediseñar procesos (reingeniería). El administrador debe estar dispuesto a replantear la forma en que se hacen las cosas. Esto implica cuestionar modelos antiguos, identificar puntos críticos y proponer nuevas estructuras que mejoren el rendimiento, la eficiencia y la experiencia del cliente.
  • Dominio de la gestión del tiempo. En contextos de alta exigencia, saber priorizar tareas y distribuir recursos correctamente es esencial. La buena gestión del tiempo no solo aumenta la productividad, también permite cumplir objetivos sin generar desgaste innecesario en los equipos.
  • Implementación de modelos de aprendizaje continuo.  Las organizaciones exitosas valoran el conocimiento actualizado. Por eso, el administrador debe impulsar sistemas de formación y aprendizaje que favorezcan la adaptación a nuevas tecnologías, metodologías y procesos. 
  • Incorporación de procesos sustentables. La gestión moderna exige responsabilidad ambiental. Incluir prácticas que reduzcan el impacto ecológico —como el uso de energías renovables o tecnologías de bajo consumo— responde no solo a criterios éticos, sino también a expectativas del mercado y regulaciones vigentes.
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Habilidades blandas esenciales en el administrador moderno

Aunque el conocimiento técnico y el manejo de herramientas son fundamentales en el rol del nuevo administrador de negocios, el desarrollo de habilidades blandas estratégicas también es clave. De hecho, muchas empresas las valoran y las buscan activamente, aunque no siempre las mencionen de forma explícita en sus ofertas laborales.

  • Pensamiento crítico. Los administradores de negocios actuales no pueden limitarse a seguir instrucciones de los accionistas o directivos. Hoy desempeñan un rol activo que implica analizar datos, evaluar escenarios y sustentar sus opiniones con criterio. Esta habilidad les permite proponer alternativas viables que contribuyan al crecimiento sostenible del negocio.
  • Adaptación al cambio. El mercado evoluciona constantemente, al igual que las necesidades de los consumidores, los marcos regulatorios y las tecnologías disponibles. Por eso, el administrador moderno ya no responde a un perfil conservador o rígido, sino que desarrolla una mentalidad flexible, capaz de ajustarse a nuevas realidades y liderar procesos de transformación.
  • Liderazgo colaborativo. Atrás quedó la época en la que todas las decisiones recaían únicamente en el administrador. Hoy, el trabajo en equipo es clave para el éxito empresarial. Por eso, los nuevos líderes deben saber definir y comunicar los objetivos corporativos, integrando a sus equipos en el proceso para avanzar juntos hacia las metas.
  • Escucha activa y empatía. Las empresas están formadas por personas, no solo por procesos. En ese contexto, los administradores deben tener la capacidad de escuchar a los miembros de su organización, comprender sus necesidades, identificar sus retos y acompañarlos desde la comprensión, creando entornos laborales más humanos y sostenibles.

La importancia de la ética y responsabilidad empresarial

Un punto más que diferencia a los administradores actuales, de los antiguos perfiles, es que la ética y la responsabilidad empresarial han dejado de ser aspectos opcionales para convertirse en pilares estratégicos.

Hoy se espera que los líderes no solo tomen decisiones eficientes, sino que también lo hagan con conciencia social. Este enfoque ético permite construir relaciones sólidas con clientes, socios y colaboradores, y favorece un entorno organizacional sano, basado en valores compartidos y en una cultura clara de comportamiento esperado.

Además, las prácticas de responsabilidad social ayudan a fortalecer la conexión entre la empresa y su entorno. Actualmente, iniciativas como la equidad de género, la inclusión, la transparencia o el empleo justo, no solo generan un impacto positivo en la comunidad, sino que también refuerzan la sostenibilidad del negocio.

¿Cómo ser el administrador de negocios que el mundo empresarial espera?

La base está en formarte en universidades que ofrezcan un programa actualizado, alineado con las demandas reales del perfil actual. Además, si ya cuentas con un pregrado, es importante entender que tu formación no termina ahí. 

Para ser competitivo, necesitas seguir aprendiendo, adaptarte a los cambios del entorno y actualizar tus habilidades de forma continua.

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