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¿Has oído hablar de la inteligencia emocional? Se trata de la capacidad para reconocer, entender y gestionar emociones, tanto las propias como la de los demás.
Actualmente es una habilidad blanda con alto valor en las organizaciones. Esto se debe a que la inteligencia emocional en la empresa favorece el buen clima laboral, la colaboración y la resiliencia de los equipos.
El valor de la inteligencia emocional ha motivado a que la currícula de la Maestría en Administración de Empresas (MBA) tenga un foco especial, en este campo. En esta publicación te contamos más sobre el poder de la inteligencia emocional en la gestión empresarial actual.
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TogglePara entender el impacto que genera contar con líderes que posean inteligencia emocional en las empresas, hay que conocer los beneficios que ofrece. Aquí cuatro de ellos:

Al gestionar las propias emociones y entender las ajenas, se eliminan las barreras del prejuicio y se fomenta una escucha activa. Esto permite resolver conflictos mediante el diálogo constructivo y lograr que las conversaciones sean productivas, claras y orientadas a soluciones, en lugar de discusiones impulsivas.
Cuando los líderes saben controlar sus impulsos y frustraciones, crean un espacio de seguridad y confianza para el equipo. Esto reduce significativamente los niveles de estrés y la conflictividad interna. Como resultado, disminuye la rotación de personal y el abandono de puestos, ya que los colaboradores se sienten valorados, comprendidos y parte de un entorno agradable y seguro.
La inteligencia emocional dota a los equipos de la resiliencia necesaria para enfrentar obstáculos y situaciones cambiantes sin paralizarse. En lugar de resistirse a las crisis o modernizaciones, los colaboradores con estas habilidades pueden ver los cambios como oportunidades, manteniendo la motivación y la colaboración incluso en momentos difíciles.
Existe una relación directa entre el equilibrio emocional y la eficiencia operativa. Un colaborador que sabe autogestionarse mantiene niveles más altos de motivación y concentración, lo que optimiza su productividad.
Frente a los beneficios de contar con equipos que hayan desarrollado su inteligencia emocional y líderes que la apliquen; estas son algunas de las consecuencias de no hacerlo.
Cuando emociones como el estrés o la ansiedad no se gestionan adecuadamente, la capacidad de concentración del equipo disminuye drásticamente. Esto afecta la agilidad en la toma de decisiones y fomenta la procrastinación, lo que provoca retrasos en tareas importantes y una caída general en el desempeño de las funciones.
La falta de una gestión emocional efectiva permite que la presión diaria escale hasta convertirse en estrés crónico. A largo plazo, esto desemboca en el agotamiento profesional o burnout, un estado donde el colaborador pierde la energía y la motivación necesarias para afrontar sus responsabilidades, afectando tanto su salud como la operatividad de la empresa.
Los empleados que no perciben un respaldo emocional o un ambiente de apoyo tienden a desmotivarse rápidamente y a buscar oportunidades en otras organizaciones. Esta fuga de talento no solo desestabiliza los equipos de trabajo, sino que genera costos significativos para la empresa en términos de nuevos procesos de reclutamiento y capacitación.
En vista de los beneficios y desventajas que trae no contar con líderes que hayan desarrollado su inteligencia emocional, este es el perfil que permite a los reclutadores identificarlos.

En vista de los beneficios de la inteligencia emocional en las empresas, es clave motivar la gestión emocional en estos entornos. Aquí algunas formas de hacerlo:
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