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MBA

¿Cómo aplicar la inteligencia emocional en la gestión empresarial moderna?

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¿Has oído hablar de la inteligencia emocional? Se trata de la capacidad para reconocer, entender y gestionar emociones, tanto las propias como la de los demás.   

Actualmente es una habilidad blanda con alto valor en las organizaciones. Esto se debe a que la inteligencia emocional en la empresa favorece el buen clima laboral, la colaboración y la resiliencia de los equipos. 

El valor de la inteligencia emocional ha motivado a que la currícula de la  Maestría en Administración de Empresas (MBA) tenga un foco especial, en este campo. En esta publicación te contamos más sobre el poder de la inteligencia emocional en la gestión empresarial actual.  

Beneficios de liderazgo con inteligencia emocional 

Para entender el impacto que genera contar con líderes que posean inteligencia emocional en las empresas, hay que conocer los beneficios que ofrece. Aquí cuatro de ellos: 

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1. Favorece la comunicación en la organización 

Al gestionar las propias emociones y entender las ajenas, se eliminan las barreras del prejuicio y se fomenta una escucha activa. Esto permite resolver conflictos mediante el diálogo constructivo y lograr que las conversaciones sean productivas, claras y orientadas a soluciones, en lugar de discusiones impulsivas. 

2. Promueve un mejor clima laboral 

Cuando los líderes saben controlar sus impulsos y frustraciones, crean un espacio de seguridad y confianza para el equipo. Esto reduce significativamente los niveles de estrés y la conflictividad interna. Como resultado, disminuye la rotación de personal y el abandono de puestos, ya que los colaboradores se sienten valorados, comprendidos y parte de un entorno agradable y seguro. 

3. Facilita la gestión de cambio 

La inteligencia emocional dota a los equipos de la resiliencia necesaria para enfrentar obstáculos y situaciones cambiantes sin paralizarse. En lugar de resistirse a las crisis o modernizaciones, los colaboradores con estas habilidades pueden ver los cambios como oportunidades, manteniendo la motivación y la colaboración incluso en momentos difíciles. 

4. Repercute en el rendimiento de los trabajadores 

Existe una relación directa entre el equilibrio emocional y la eficiencia operativa. Un colaborador que sabe autogestionarse mantiene niveles más altos de motivación y concentración, lo que optimiza su productividad. 

Consecuencias no aplicar la inteligencia emocional en las empresas 

Frente a los beneficios de contar con equipos que hayan desarrollado su inteligencia emocional y líderes que la apliquen; estas son algunas de las consecuencias de no hacerlo.  

1. Reducción de la productividad  

Cuando emociones como el estrés o la ansiedad no se gestionan adecuadamente, la capacidad de concentración del equipo disminuye drásticamente. Esto afecta la agilidad en la toma de decisiones y fomenta la procrastinación, lo que provoca retrasos en tareas importantes y una caída general en el desempeño de las funciones. 

2. Aumento de burnout 

La falta de una gestión emocional efectiva permite que la presión diaria escale hasta convertirse en estrés crónico. A largo plazo, esto desemboca en el agotamiento profesional o burnout, un estado donde el colaborador pierde la energía y la motivación necesarias para afrontar sus responsabilidades, afectando tanto su salud como la operatividad de la empresa. 

3. Alta rotación de personal  

Los empleados que no perciben un respaldo emocional o un ambiente de apoyo tienden a desmotivarse rápidamente y a buscar oportunidades en otras organizaciones. Esta fuga de talento no solo desestabiliza los equipos de trabajo, sino que genera costos significativos para la empresa en términos de nuevos procesos de reclutamiento y capacitación. 

¿Cuál es el perfil de un líder con inteligencia emocional en los negocios? 

En vista de los beneficios y desventajas que trae no contar con líderes que hayan desarrollado su inteligencia emocional, este es el perfil que permite a los reclutadores identificarlos.  

  1. Conocimiento y dominio emocional. Debe tener la capacidad de realizar una autorreflexión constante para identificar sus propios estados de ánimo, fortalezas y debilidades. No se trata solo de saber qué se siente, sino de entender cómo esas emociones impactan en su desempeño y en el de su equipo. 
  2. Autocontrol. En situaciones de crisis o alta presión, un líder con esta cualidad gestiona sus impulsos para no tomar decisiones precipitadas o irracionales. Esta serenidad transmite confianza al equipo y permite mantener el enfoque en la solución de problemas en lugar de caer en reacciones viscerales. 
  3. Empatía. Al entender las necesidades y preocupaciones de su equipo, puede ofrecer una retroalimentación constructiva y respetuosa, lo que fortalece el compromiso y la lealtad, incluso en momentos de reestructuración o dificultad.  
  4. Flexibilidad. Un profesional con este perfil está abierto al diálogo, tolera la incertidumbre y ajusta sus estrategias sin perder el optimismo, fomentando una cultura donde el error se ve como una oportunidad de aprendizaje y no como un fracaso definitivo. 

¿Cómo motivar la gestión emocional en el trabajo? 

En vista de los beneficios de la inteligencia emocional en las empresas, es clave motivar la gestión emocional en estos entornos. Aquí algunas formas de hacerlo:  

  1. Creando espacios de autorreflexión.  Pueden instrumentarse a través de talleres facilitados por líderes, recursos humanos o expertos externos. El objetivo es brindar herramientas (como el mindfulness o diarios emocionales) para que el colaborador analice su propio comportamiento, identifique sus desencadenantes y evalúe sus fortalezas y áreas de mejora. 
  2. Organizando dinámicas grupales. Estas actividades fuera de la rutina diaria ayudan a entender el funcionamiento del equipo y a humanizar a sus integrantes. Al interactuar en un entorno diferente, se facilita el reconocimiento de las emociones de los compañeros, fortaleciendo la empatía y la cohesión del grupo. 
  3. Promoviendo el feedback constructivo. Se deben convocar reuniones o espacios de retroalimentación donde prime la asertividad y el respeto. No se trata solo de opinar, sino de crear un entorno seguro donde se validen las perspectivas, se escuche activamente y se reconozcan tanto los errores como los aciertos para fomentar el aprendizaje continuo. 
  4. Implementando programas de coaching ejecutivo. El acompañamiento personalizado es una de las vías más efectivas para el desarrollo emocional. A través de la guía de un mentor o coach, los líderes y colaboradores pueden trabajar en objetivos específicos —como superar el miedo a hablar en público o gestionar el estrés—, asumiendo la responsabilidad de sus propias emociones y acciones para potenciar su rendimiento profesional. 

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