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Los modelos de negocios disruptivos prácticamente son parte de nuestro día a día. Y es que con la digitalización la forma de hacer las cosas ha cambiado mucho en los últimos 10 años.
Hace una década, en países como Perú era impensable utilizar un aplicativo para llamar al taxi a la puerta de tu casa, o para pedir comida a domicilio de diferentes restaurantes. Hoy es posible y, de hecho, parte de nuestra vida.
Las ideas mencionadas, son parte de los modelos de negocio disruptivos con los que convivimos, pero hay muchos más. Y todos tenemos el potencial de un negocio de este tipo, de hecho, una forma de identificar estas oportunidades es con estudios, como una Maestría en Administración de Empresas (MBA), además de con creatividad, ingenio e innovación.
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ToggleSon modelos de negocio que introducen innovaciones capaces de transformar radicalmente un sector, modificando la forma en que las empresas operan y los consumidores se relacionan con productos o servicios.
Por ejemplo, antes de Netflix era común alquilar o comprar películas en tiendas de video. Hoy, con una simple suscripción, es posible acceder a un amplio catálogo de filmes desde cualquier dispositivo conectado a internet.
Estos rasgos pueden ayudarte a identificar si tu idea de negocio es realmente disruptiva:
Los modelos de negocio disruptivos son la forma en que una empresa estructura su propuesta de valor, entrega su producto o servicio y genera ingresos de un modo que rompe con lo tradicional. No se trata de “el negocio” en sí, sino del diseño del modelo que permite ofrecer algo más simple, accesible o eficiente que lo existente y que pone en jaque el modelo de los competidores establecidos. Algunos de los modelos más comunes son:
Ahora que tienes los tipos de negocios disruptivos más claros, veamos algunos ejemplos exitosos.
Aquí algunas claves del negocio disruptivo. Tenlas en cuenta en el desarrollo de tu emprendimiento.
El verdadero espacio para innovar está en los clientes olvidados: quienes no acceden porque es caro, complicado o lejano. Si logras que ellos puedan usar tu solución, ya estás rompiendo el molde. Ese público nuevo es el que hará crecer tu negocio.
No se trata de ofrecer lo más avanzado, sino lo más práctico. Cuando un usuario entiende tu propuesta sin explicaciones largas y puede adoptarla de inmediato, tu idea gana terreno. La simplicidad es el puente entre innovación y masificación.
El impacto disruptivo no siempre está en el producto, sino en el modelo: cómo cobras, cómo distribuyes, cómo produces. Al alterar la lógica establecida obligas a la industria a repensar sus bases, y ahí está tu ventaja.
Una propuesta brillante que no se mantiene sola, muere pronto. Un negocio disruptivo encuentra un equilibrio: precios accesibles para el cliente, pero al mismo tiempo un modelo rentable para la empresa. Esa mezcla asegura que la disrupción no sea solo un destello.
El mejor momento para arriesgar es cuando todo marcha bien, no cuando el barco se hunde. Invertir en nuevos caminos en épocas de estabilidad permite construir con paciencia y asegurar que el cambio se afiance.
La disrupción no nace de la casualidad: requiere mirada crítica, creatividad y preparación. Las grandes ideas no se sostienen sólo en la intuición, sino en el conocimiento que permite diseñar modelos sólidos, escalables y rentables.
Hoy, más que nunca, quienes quieran liderar el cambio necesitan capacitarse, aprender a identificar oportunidades y entrenar la mente para cuestionar lo establecido.
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